EN SAN CARLOS: ¿DULCE O TRUCO?



En horas de la mañana llegaron a la oficina dos jóvenes intentado dialogar sobre la celebración de esta noche.

¡Esto es demoníaco y tengo pruebas, le puedo traer videos de asesinatos! exclama con la pasión de quien cree que tiene la verdad en sus manos.

Le comento que yo no estoy ni a favor ni en contra, y lo invito a dejar de creer en el diablo. El episodio me trae a la mente una explicación de un alto dignatario religioso que tras descubrir el velo dejó entrar un rayo de luz y señaló que el diablo era una manera de cómo se pudo explicar “en esos tiempos” la maldad y centró su explicación en la conciencia que acompaña al ser humano (dejemos hasta aquí esta idea).


Por la tarde cual guardias pretorianos, un matrimonio amigo dueños de una Fuente de Soda franqueaban la puerta de su establecimiento, ya que el grito de “dulces y travesuras” no les provoca el mismo entusiasmo que ha los niños. (Claro ellos los venden… ¡no regalan los dulces!)

Por la noche los altoparlante difunden música electrónica, hay oscuridad y pequeños personajes de caritas blancas como una sábana y capas negras, se apoderan de la plaza de la ciudad. A una cuadra los más grandes recuerdan a Violeta Parra y sus aguerridos cantos sociales.

Suena el timbre de mi casa, no se si contestar, levanto el auricular y escucho niños… voces conocidas, pero no escucho ¡dulces o travesuras! sino “"trick or treat" algo así como…. Dulce o truco. Es mi amigo Rodrigo con su esposa y su pequeña hija que viene con un alegre disfraz de gatita.

Ellos son cristianos , nosotros libre pensadores, nos cuentan que en su larga estadía en Virginia, Estados Unidos, vivieron muchas veces esta noche de brujas y su creencia solo hizo un pequeño cambio y, en vez de el negro como color central, los niños se disfrazan de alegres y coloridos y personajes.

La historia del Halloween se remonta a hace más de 2.500 años, cuando el año celta terminaba al final del verano, precisamente el día 31 de octubre de nuestro calendario. El ganado era llevado de los prados a los establos para el invierno. Ese último día, se suponía que los espíritus podían salir de los cementerios y apoderarse de los cuerpos de los vivos para resucitar. Para evitarlo, los poblados celtas ensuciaban las casas y las "decoraban" con huesos, calaveras y demás cosas desagradables, de forma que los muertos pasaran de largo asustados. De ahí viene la tradición de decorar con motivos siniestros las casas en la actual víspera de todos los santos y también los disfraces. Es así pues una fiesta asociada a la venida de los dioses paganos a la vida.

Pero, eso era 2.500 años atrás… hoy es simplemente una “dulce travesura” y como decía mi abuela “hay que tenerle miedo a los vivos y no a los muertos” y si le queda alguna duda pregúntele a un personaje que más sabe por viejo que “por diab…”

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