Página que mide violencia en la twittósfera chilensis


Todas las semanas se juntan hasta 50 mil mensajes mala onda emitidos de alguna cuenta chilena.

Con ellos se hará un ránking de cuentas pesadas.La cuenta de Twitter de alguien que se presenta como Luis Córdova Molina (25) y como estudiante de Kinesiología de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso, es la que ha proferido los tweets más insultantes en las últimas dos semanas. Con 76 mil seguidores, cualquier ataque que parte de esta cuenta se expande por muchos otros lugares de la twittósfera criolla.
Así queda de manifiesto en el registro de HDP u «hora de parar», el sitio web que sirve de presentación a la campaña del mismo nombre destinada a desterrar de las redes sociales los mensajes ofensivos o de quienes solo deambulan por el mundo digital a la espera de una oportunidad de lanzar un ataque. "La gente se refugia en un huevito anónimo y se siente con el derecho a hablar sin filtro", dice la periodista Paula Lacámara.
Socia y directora de la agencia de comunicaciones Simplicity, junto con el comunicador audiovisual Eduardo Bertrán decidieron idear una estructura para poner en evidencia la violencia de las redes y el bullying del que varios suelen ser víctima. Según sus cifras, a Chile se pueden adjudicar entre 2 y 3 millones de cuentas. De esas, entre 800 mil y un millón están activas. Y cada día, unos 7.000 tweets se pueden considerar odiosos; a la semana suman 50 mil.
Bertrán —también socio y director creativo general de Simplicity— cuenta que se combinaron con Brandmetric para sistematizar este tráfico. De ese modo pusieron en el sitio web un «odiómetro», que mide en tiempo real el nivel de violencia de los chilenos en Twitter y un sistema en que cualquier twittero puede medir su nivel de odio personal tomando en cuenta sus últimos 100 tweets o su actividad en los últimos siete días, lo que toque techo primero.
En una sección que se renueva cada seis horas desde hace dos semanas, dan a conocer un ránking de las cuentas más pesadas. Y los puntos que permiten hacer el cálculo son dos: el número de seguidores (mientras más seguidores, mayor es el potencial disruptivo de un mensaje) y las palabras que se usan.
"Primero teníamos unas 200 palabra, pero después bajamos a 40. La más ofensiva es culiao", dice Bertrán. En la página se encuentran las otras 39, entre ellas insultos y garabatos.
Notificación
A partir de ahora —y sin mediar ninguna acción de quienes tengan cuentas— al twittero odioso le llegará un correo notificándole que está en el grupo de los pesados. Y se los identificará como haters o trolls. Si hubiera un diccionario digital sistematizado, el troll quedaría definido como «un molestoso, con mucho tiempo libre», mientras que el hater es «parecido al troll, pero con un tono mucho más agresivo».
Para Bertrán las consecuencias de los mensajes que profieren estos tipos son notorios: "Twitter está bajando las acciones en el mercado y tiene que ver con que la gente se está espantando y se está saliendo".

La campaña también incluye la difusión por redes sociales del testimonio de rostros como Luis Jara o el meteorólogo Iván Torres, quienes cuentan el tenor de los mensajes que reciben cada vez que alguien en la twittósfera juzga que existe una oportunidad de disparar. Con toda la información reunida, Lácamara y Bertrán piensan presentar un estudio, el primero en Chile sobre violencia digital.

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