Los agricultores que cultivaron el grano están inquietos por lo volátil del cereal.
En el ámbito internacional, si bien hay una producción menor que en años anteriores, de igual manera existe un sobrestock. Y la sequía en la Región del Maule dejó algunas pérdidas para el cereal.
Fernando Mandiola produce maíz en la zona de Cauquenes, Región del Maule. Y al igual que muchos otros agricultores que tienen al grano como uno de los puntales de sus producciones, este año no tuvo agua suficiente, sin ella las plantas no se desarrollaron como debían. Por ello Mandiola proyecta que perderá el 30% de las 500 hectáreas que sembró, lo que corresponde a unas 4.500 toneladas.
La situación de Mandiola es un reflejo de lo que afecta a cientos de productores y la consecuencia será que si bien la superficie sembrada sería similar a la de la última temporada -la encuesta de intenciones de siembra del INE de octubre, muestra que la superficie llegaría a 93.450 hectáreas, 1% más que las 92.536 del año pasado, sin considerar las hectáreas que se destinan a la producción de maíz para semillas-, el problema sería el rendimiento. Si bien no existen proyecciones a nivel nacional de esos resultados, el presidente de la Agrícola Central del Maule, Fernando Medina, prevé que en esa zona habría una disminución de 20% en los rendimientos respecto de la campaña anterior, en la que ya se observaron bajas en la producción de la misma magnitud, por lo que la caída sería de entre 35% y 40% en relación con un año normal en la VII Región.
"La baja de los rendimientos en esta zona no se explica solo por la sequía, sino que también por los bajos precios, porque el negocio no da. Este año, el maíz se venía peor desde antes que supiéramos cómo venía el agua, y simplemente, muchos productores no sembraron", explica Medina.
A ese factor se suma el que, debido a las condiciones climáticas, se pudo sembrar antes de lo previsto, y con variedades de maíz más tempranas, por lo que en el Maule ya se alistan para la última semana de riego.
En el caso del Biobío, los productores están más conformes con las siembras, aun cuando temen que algunas lluvias tempranas puedan complicarles el panorama, que en el ámbito de los precios es incierto.
Bajas del precio
La caída de los precios internacionales del petróleo es uno de los factores que ha incidido en la baja del precio del maíz, ya que como efecto hubo un menor volumen del grano que se destinó a la producción de etanol.
A eso se agrega el sobrestock de maíz que existe a nivel global.
De acuerdo con un informe de Cotrisa de mediados de febrero, las existencias internacionales del grano eran 3,4% más altas que en la temporada anterior, junto con lo cual se espera una producción levemente superior al consumo para 2016/2017.
"Todos los principales proveedores de Chile han aumentado la producción. Estados Unidos cosecharía unos 385 millones de toneladas (11% más que la temporada anterior), Argentina produciría 37 millones de toneladas (26% más) y Paraguay recolectaría 3,3 millones de toneladas (4,3% más)", detalla el informe, y añade que la demanda mundial también crecería 8%.
Lo que viene
Con un inicio de temporada muy complicado e incierto, lo único que les queda a los productores es esperar lo que ocurra durante marzo y abril en cuanto a precios.
Como referencia, los datos de Odepa muestran una caída en los precios de internación de febrero, que estaría en alrededor de $13.600, frente a los $14.400 del año pasado.
Y, en cuanto al comportamiento de los precios futuros del maíz en la Bolsa de Chicago, el informe de Cotrisa indica que el valor promedio semanal de las cotizaciones para la posición de marzo fue de US$ 147 la tonelada entre el 6 y 13 de febrero, 1,3% más alto que el promedio de la semana anterior
"Es prematuro aventurar precios, dependerá mucho de cómo están los mercados internacionales en marzo y abril", dice Francisco Gana, jefe del Departamento de Estudios de la Sociedad Nacional de Agricultura.