"Hola, me llamo Belén Villa Bravo, soy estudiante de la Escuela de Quilelto G 131 de San Carlos y fui discriminada al no dejarme participar en la dos giras de mi curso (Las Trancas y Villarrica)"
así comenzó la denuncia de esta niña, cuya versión corroboramos con vecinos y apoderados de la escuela.
Desde Quilelto dos buses con niños y apoderados de la escuela básica salieron el pasado domingo 10, a las 3 de la madrugada desde la escuela con dirección a Villarrica, en el tradicional paseo de fin de año, solo una niña, Belén Villa no pudo viajar por las diferencias que existen entre el director, Mario Sepúlveda y el padre de la menor Héctor Villa Rodríguez.
"Fue todo el colegio menos yo. Supe después que habían asientos de sobra y que llevaron a otras personas para llenar los cupos, eran dos buses", nos relata esta niña de 13 años.
Cuál fue el motivo que te dio el director?: "El motivo es que no quería llevar a mi padre, porque el director quería que yo fuera sola. Por qué a mi no más me colocó ese obstáculo y los demás sí podían ir con su papá?"
La situación ya se había originado antes, el 18 de noviembre, en otro viaje a Las Trancas, por lo que la escolar y su padre llegaron hasta el DAEM para entrevistarse con el director (S) Marcial Valenzuela, quien les aseguró que a Villarrica si iría, lo que no se concretó, ya que él puso como condición que la niña fuera sola, pero no con su padre.
Los dos buses viajaron, invitando incluso a otros miembros de la comunidad y quedaron asientos vacios como lo indican otros apoderados. "Es lamentable que ellos dos siendo adultos, no se arreglen, ya que este caso afecta la niña, si para mi fue inolvidable el viaje, imagínese ella fue la única que se quedó solita! y habían asientos e incluso fueron otras personas que no eran del curso", nos dice una apoderada.
Las diferencias entre el director y este apoderado que fue dirigente, surgen cuando se cambió el techo de la escuela y la planchas de zinc, que dejó la empresa, quedaron en el domicilio de Villa, quien vive al lado de la escuela, y posteriormente se negó a entregárselas al director y terminó entregándolas a la municipalidad de San Carlos.
Según relatan apoderados estas diferentes tiene ya varios años y en varias reuniones se han enfrascado en duras discusiones el apoderado y director; el leguaje se extralimita, todos los demás toman palco mientras ambos "se dicen de todo hasta con groserías".
Indistintamente de las razones que puedan tener ambos, director y apoderado, lo preocupante de este caso es que una alumna, que nos escribió para denunciar el hecho cuando sus compañeros viajaban, fue la única que no pudo vivir la experiencia de su gira de estudios y posteriormente el paseo de fin de año a Villarrica y además le queda un año para continuar estudiando en esa escuela.