Cuidado de la salud mental

en situaciones de emergencia y desastres
Escrito por Dupla Psicosocial de Emergencias y Desastres SSÑ

Se entiende por Emergencias y Desastres aquellas situaciones adversas que producen alteraciones en las personas, bienes, servicios, medio ambiente y que pueden tener como consecuencias, la pérdida de vidas humanas, daños en la salud, alteraciones en la vida laboral y afectación del bienestar psicosocial.

Hablamos de una Emergencia cuando, la situación adversa no supera la capacidad de respuesta de la comunidad afectada y de Desastre, cuando la situación adversa excede esta capacidad.

Por lo general, los Desastres tienen consecuencias económicas, producen devastación, empobrecimiento, destrucción ambiental, de la infraestructura y carencia de servicios básicos, como agua potable y alimentos.

También, producen un deterioro en la vida de las personas y una desintegración de las familias y de la comunidad. Desde el punto de vista de la salud mental, las emergencias y los desastres implican una perturbación psicosocial que sobrepasa la capacidad de manejo o afrontamiento de la población afectada.

Cuando hablamos de impacto psicosocial, nos referimos a los efectos que generan los desastres en el ámbito psicosocial individual, familiar y social de los afectados. Estos efectos se relacionan con muchas variables, entre las cuales se encuentran las condiciones de vida de la persona y el grado de deterioro de su ambiente físico y social.

En el ámbito de la salud mental, se estima que, de acuerdo a la magnitud del desastre, entre un 30 y un 50 % de la población expuesta presenta reacciones psicosociales en los meses siguientes al evento, la mayoría no patológicas.

Hay consenso en considerar que los desastres comparten tres características claves de los eventos traumáticos a gran escala: amenazan el daño o la muerte a un gran grupo de personas, afectan a los procesos sociales, causando interrupción de los servicios y las redes sociales y pérdida de recursos comunales, e involucran consecuencias secundarias, en la salud mental y física entre los afectados.

Sin embargo, la mayoría de las personas afronta bien un desastre y tenderán a una recuperación natural y espontánea tras el evento potencialmente traumático. La mayoría de las personas generará un conjunto de respuestas emocionales esperables y que no constituyen una patología, como por ejemplo, signos y síntomas de ansiedad, estrés, quejas somáticas, pesadillas y estados de ánimo depresivo.

Es muy importante considerar que la mayoría de las personas pueden presentar reacciones psicológicas o conductuales negativas y que estas son probables y saludables ante un evento altamente estresante, pero ello no significa que desarrollarán un trastorno mental propiamente tal, puesto que la mayoría de las personas cuentan con recursos propios para enfrentar dificultades en la vida, por esto, después de un período de recuperación la gran mayoría de adultos y niños ya no experimentan esas reacciones.

¿Qué deben hacer las personas afectadas por el Desastre para proteger su Salud Mental?
• Organizarse y elaborar un plan de apoyo mutuo y de requerimientos para su recuperación.
• Colaborar con las instituciones locales, manifestándoles sus reales necesidades.
• Detectar a las personas que puedan estar manifestando síntomas de problemas o enfermedad física o mental e informar a los equipos locales de salud.
• Reforzar la propia responsabilidad y la confianza en la recuperación.
• Participar en grupos de autocuidado.
• Obtener información solo de fuentes oficiales y no difundir rumores o información de fuentes no oficiales.
• Buscar compañía y hablar.
• Compartir sentimientos y pensamientos con otros.
• Escuchar y ayudar a sus compañeros.
• Permitirse sentirse mal, deprimido o indiferente.
• Realizar ejercicios físicos suaves, alternados con relajación.
• Estructurar el tiempo y mantenerse ocupado.
• No evadir el dolor o sufrimiento con el uso de drogas o alcohol.
• Tratar de mantener un itinerario de vida lo más normal posible.
• Hacer cosas que lo hagan sentir bien, útil y solidario.
• Tomar pequeñas decisiones cotidianas.
• Descansar lo suficiente.
• Intentar, dentro de lo posible, comer bien y regularmente.
• Evitar noticias reiterativas sobre la emergencia.
• Saber que los sueños y pensamientos recurrentes acerca del evento traumático son normales y deben ser compartidos.

Recomendación:
Estar preparados y anticiparse es una responsabilidad compartida por todos los actores y niveles de la sociedad. Sin embargo cada persona es la principal responsable de educarse a sí misma y a los miembros de su familia en cómo actuar frente a una situación de Emergencia o Desastre.

Con un correcto aprendizaje, las respuestas al estrés propio de las situaciones de Emergencias y Desastres, se convierten en un mecanismo de sobrevivencia y de alivio de la tensión emocional.

Luis Sepúlveda Soto, Psicólogo
Angélica Orellana Sandoval, Trabajadora Social
Dupla Psicosocial de Emergencias y Desastres
Servicio de Salud Ñuble

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